Personalmente siempre me a costado mucho decirlo. Bueno, expresar sentimiento no es mi fuerte. Creo que este año es la primera vez que se lo he dicho a a mis progenitores, al menos desde que tengo uso de razón. Joder, pensar en ello me da una enorme pena. Son como otras muchas verdades que se me atoran en la garganta, sentimientos espinosos que arañan la faringe al intentar salir que que trago con más dificultad que un polvorón en Agosto. Cuantos momentos de esos he dejado escapar... ¿Cuantas batallas hemos ganado a esas ganas , para perder la guerra?. ¿ A cuantas personas hemos apartado de nuestro lado a causa de un "te quiero", ya sea por inoportuno, tardío o por su ausencia?
Teorizando sobre el tema con la rubita, llegue a la conclusión de que un "te quiero" se antoja a veces como un contrato en blanco firmado por el emisor y donde el receptor pone cláusulas leoninas. Es un rendición. Un saberse al descubierto. Salir de la cómoda concha en la que estamos y entregar un trocito de ti.
Es ahí dónde el amor choca con el miedo. Por que decimos te quiero con la esperanza de oír al contrario que también. Y si eso nos pone en un punto de inflexión, no hace sentirnos débiles ante los ojos del otro. Más que expresar buscamos el eco que tendrá en el otro.
El amor. Ese sentimiento debería ser más incondicional, lo traicionamos al llevarlo como bandera en nuestros "te quieros". La respuesta no debería ser un condicionante para decirlo. Naturalidad. Es más valiente decirlo así, simplemente. Dar un inconsciente paso adelante y saltar al vacío. Nos perdemos en las consecuencias. pasamos de alto los motivos. Nos resistimos ha decir "te quiero" y sin embargo hacemos muchos otros gestos delatores de que así es. Puesto que estamos en evidencia ya por nuestras obras ¿que puede pasar si cruzamos la linea? ¿que diferencia puede haber entre decírselo a tu amig@, padre, madre, herman@, a tu pareja? es sólo reconocer lo evidente.
Un te quiero es solo eso nada más de lo que dice. Nosotros lo cargamos de significados diferentes. Seamos más libres.Sentir. Sin miedo. Así dicho suena hasta fácil ¿no?. Me temo que yo la primera, me costará ir a a la esencia y no pensar en el simbolismo de las benditas palabras cuando vuelvan a asomarse a a mi boca. Aun sabiendo que en mi caso querer a alguien no significa perder la cabeza, ni ceder un milímetro ni salir de mi concha donde resisto contra el huracán. Que no me vuelvo loca por nada, que para despegar los pies del suelo aún me faltan alas. Mi propósito este año era pensar menos y vivir más. Creo que voy a levantar el teléfono y a llamar a la hacedora de mis días y decirle : Te quiero Maru. Aunque sólo sea por dar ejemplo.
Sabiendo que todos en un momento necesitamos oír que le importamos a alguien. Que si no estamos se nota nuestra ausencia. Que cambiamos la vida de los que están cerca. Que se nos saca una sonrisa tan fácilmente, se nos alegra el día aunque ya lo hayamos escuchado un millón de veces. Diré a los cuatro vientos de Blogger: te quiero lector@. Gracias por llegar hasta este punto.
